Es el cura del pueblo. Una autoridad moral e invisible que pone en línea a todos en Yerbas Buenas. El Padre Armijo siempre dispone de tiempo para escuchar a sus feligreses y enterarse hasta de las más absurdas copuchas del pueblo. Como rector del colegio del pueblo el padre es cercano y compinche con sus alumnos. Creyente acérrimo, le pide a Dios desde lo más práctico hasta lo más profundo. 

Frases típicas: “El vino es la sangre del señor y a mí me gusta andar con la sangre del señor en el cuerpo”. “Es una colecta, rájense con un Arturo Prat, o una Gabriela… al teniente de luca sáltenselo”. “Niños no… ¡¡Niños no!!… ¡¡niños!! ¿¡Cómo no entienden?!… ¡Escuchen cabros h…! Perdón señor, pero no entienden castellano”.