En este capítulo de Viaje a lo Insólito, Sergio Paz repasó la historia del diplomático alemán Guillermo Beckert, quien fingió su asesinato, lo que desencadenó en la fundación de la primera escuela de odontología del país. 

Corría 1909 y Chile en aquellos años mantenía una relación tensa con el Imperio Alemán, ya que estos tuvieron bastante influencia en la guerra civil que había ocurrido a fines del siglo pasado.

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Guillermo Silva, abogado de la Universidad de Chile, explicó que Guillermo Beckert desde 1907 llevaba una vida de gastos que no era acorde a lo que generaba, por lo que estaba lleno de deudas y terminó realizando un desfalco al Imperio Alemán

El inaudito caso del canciller alemán 

Guillermo inició su plan el viernes 5 de febrero de 1909, día en el que atacó y mató al portero de la embajada alemana, Exequiel Tapia. A este lo vistió con su ropa y luego prendió fuego a la legación. 

Una vez extinto el fuego, un cuerpo carbonizado fue encontrado en medio de los escombros y de inmediato se pensó en el canciller alemán por las prendas que llevaba, así como algunos objetos personales que tenía en sus cercanías. 

En una primera autopsia se confirma que los restos corresponden a Beckert, pero Exequiel Tapia seguía desaparecido y Alemania miraba de reojo este hecho, ya que estaban interesados en el estrecho de Magallanes y esto seguía tensando sus relaciones con Chile. 

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No obstante, varias personas afirman ver a Beckert en el Portal Edwards, por lo que se encargó una segunda autopsia a médicos alemanes, quienes no logran confirmar al 100% que se tratara del canciller alemán. Ante esto, se efectuó una tercera autopsia donde se encontró varias prendas y otros objetos de Exequiel Tapia. 

La presión fue tanta que un dentista, el Dr. Gonzalo Valenzuela Basterrica, ofreció voluntariamente sus servicios y descubrió que no se trataba del canciller alemán, sino que del portero de la legación.  

Finalmente, el 13 de febrero fue capturado en Lonquimay y se llevó a cabo un juicio donde fue condenado a un destino fatal, mientras que Valenzuela Basterrica aceptó la recompensa del Presidente Pedro Montt, pero pidió que fuera destinada para crear la Escuela Dental de la Universidad de Chile. 

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