Javier está cada día más acorralado con su doble relación, y es que además de que ahora sus dos mujeres son vecinas, el conserje de su edificio se terminó enterando de su gran secreto. Para su suerte, le siguió el juego y no contó nada, pero al parecer le podría costar un poco de dinero su silencio.
Sin ya saber que hacer, Javier fue en busca de la ayuda de Pedro, quien insiste en que la única solución es contarle la verdad a Mané y Florencia.
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