Fernanda Solari es una mujer que, como muchas otras, divide su día entre su familia y su trabajo. Sus amigas y diversos panoramas llenan de alegría sus rutinas, pero estas no serían nada si en ellas no estuviera Coca, su compañera de cuatro patas. 

"Hace siete años atrás, camino a mi trabajo, de repente debajo de un camión de la Coca Cola veo a esta perrita sucia y asustada. Entonces entendí que no la podía dejar", ese fue el primer acercamiento que Fernanda tuvo con la cachorra. "Me la llevé para mi casa y pensé en darla en adopción. Pero me enamoré de ella", agrega la mujer que hoy convive con esta pequeña maravilla de cuatro patas. 

Fernanda, como labor, se dedica a velar por los perros que han sido abandonados. Junto a la Fundación Stuka, un centro de rehabilitación que tiene como eje principal mejorar la la relación humano animal mediante la educación ala comunidad, trabaja día a día para que aquellos perros que carecen de amor, puedan encontrar un hogar. Entonces, adoptar a Coca fue un regalo para su vida. 

Hoy, cuando ya han pasado siete años desde que la encontró vuelnerable en la capital, la mujer asegura que "esta es una perra deliciosa. Donde voy con ella soy bienvenida... Ha sido una linda experiencia, nunca más me separé de ella". Para Fernanda La coca es una más de su familia.