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"Me quedaba dormida": Johanna dijo que fue obligada a medicarse durante crimen de Nibaldo Villegas

  • Por Meganoticias

¿Qué pasó?

Este lunes Johanna Hernández renunció a su derecho de guardar silencio durante el juicio y declaró en el juicio del crimen del profesor Nibaldo Villegas. En ese contexto, entre lágrimas contó que durante todo ese proceso estuvo bajo la influencia de algunos medicamentos para la depresión y que fue Francisco Silva quien ideó todo. Ella no se opuso a él por temor a su reacción ya que según ella, la golpeaba y que incluso abusó de ella.

¿Qué dijo?

Según Johanna, Francisco Silva, le habría pedido que le dijera a Nibaldo que le celebrara su cumpleaños, para cometer el crimen.

Francisco pasó a buscar a Johanna ese día viernes, cerca de las nueve de la noche a la casa de su madre, pero ella se encontraba bajo los efectos del clonazepam.

Me estaba tomando alrededor de dos pastillas en la mañana de clonazepam más dos sertralinas y a las ocho y media de la noche me tomaba dos clonazepam más, porque una no me hacía nada y a las nueve de la noche andaba como más lenta”.

Sin embargo, Silva la habría obligado a tomar dos pastillas más: "Me dice, tómate dos pastillas más, que te necesito tranquila".

Las imágenes en el celular

Según su relato, Silva la fue a dejar a la casa que compartía con Nibaldo. En el domicilio ella recibió a Nibaldo y tomaron malta con huevo, líquido al que ella le echó el clonazepam que le había pasado Francisco Silva. “Se quedó dormido así cayéndose de la cama y ahí saqué la primera foto que le mandé a Francisco donde sale estirado en la cama y con un sushi en la boca”, detalló.

Luego lo grabó roncando y le mandó un video. Francisco Silva llegó con una mochila, le pasó guantes y le dijo que limpiara todo que había tocado. Del lavaplatos sacó un cuchillo cocinero. “Yo le digo ‘¿qué vas a hacer?’, me dice ‘tú quédate tranquila acá abajo y haz lo que te mandé, no preguntes más huevadas’”, habría sido el intercambio de palabras.

El crimen

Según Hernández, escuchó ruido y golpes, luego vio a Francisco bajar con restos de sangre. Cuando le preguntó qué había pasado, él le dijo que Villegas había despertado. Como no murió, Francisco volvió a subir. Cuando ella llegó a verlo vio solo un bulto. En ese momento comenzaron a limpiar la pieza con cloro. "La cama estaba llena de sangre", dijo.

Luego trasladaron el cuerpo y otras bolsas con cosas sucias al auto. Francisco salió con la chaqueta puesta de Nibaldo y con un banano con las tarjetas bancarias del profesor. Posteriormente pasaron a un cajero automático a sacar dinero ya que Johanna recordaba las claves.

Ambos emprendieron rumbo hasta el camino Las Docas, ahí bajó varias bolsas del maletero, pero según Johanna, ella se despertaba y se quedaba dormida por los efectos de los medicamentos. "Trataba de mirar por el retrovisor, pero me quedaba dormida, despertaba, volvía a mirar".

Tras la preocupación del hermano de Nibaldo ya que no tenía noticias de él, Johanna decidió hablar con la pareja de Nibaldo, Paola, para que fueran a poner una denuncia por presunta desgracia a Carabineros.

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El lunes Francisco llegó a su casa en Concón y la hizo borrar las imágenes de Nibaldo y que borrara todo, que quedara como nuevo pero ella no lo quiso hacer. “Yo tenía las pruebas, como...decir que yo había estado ahí. Yo esos 10 días que no denuncié los aproveché al máximo con mis hijos, jugué lo que no jugaba antes, me tiré al suelo con ellos, antes era la mamá bruja, la que ponía las reglas”.

El descuartizamiento

Posteriormente, Francisco y Johanna decidieron hacer desaparecer los restos de Nibaldo. Con un serrucho, partieron a Las Docas. Ahí guardaron las bolsas en el vehículo y en la Plaza Rubén Darío, lanzó las dos primeras, “que eran las dos bolsas más largas. Luego nos subimos al auto, bajó un poco más, más abajo hay una hélice cerca de la caleta El Membrillo (...) Sacó la bolsa más grande, pero antes con esta manopla que usaba en el auto lo vi que le pegó varias puñaladas a esa bolsa. Sacó el bolso, que no viniera nadie y le avisara, y tiró esa última bolsa al mar”.