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Famosas: historia con canciones de fondo

  • Por Matías Andújar

Está bueno tener en consideración que: 

Nothing Compares 2 U

1984. Ya se había lanzado «Purple Rain». Prince se había comprometido a ir al departamento de su guitarrista Wendy Melvoin y su tecladista Lisa Coleman, de Prince And The Revolution, a escuchar un demo de la hermana de Melvoin, de 19 años y con el sueño de ser vocalista. Vivían las tres juntas. Prince la escuchó, se enamoró al segundo, y la invitó a formar una nueva banda. The Family. Una banda inventada especialmente para ella. El multi-instrumentalista grabó una maqueta en pocos días. Ocho canciones, que hasta vocalizó. Llamó a viejos compañeros, se armó la banda, se grabó el disco, bajo su propio sello, Paisley Park Records, pero sin él presente en ninguna canción como ejecutor. Sino, como compositor. Entre ellas, una hermosa balada, muy minimalista, donde la voz, teclados, unos arreglos de cuerdas, y un solo de saxo, la configuran. Era otro de los regalos que Prince le hacía a Susannah Melvoin. Algunos músicos enamorados son cosa seria. La cosa es que el disco se lanzó un año después, hubo un escueto single, «The Screams Of Passion», sin llamar mucho la atención. Así como la atención de Prince en Susannah también fue decayendo en el tiempo. Todos sabían que la canción era hermosa, se robaba la película en el disco, pero el autor siempre quiso mantenerla guardada. Era su secreto y, principalmente, era el objeto del cariño hacia su musa. Una especie de obra maestra, guardada. No la quería en la radio, ni tocarla en vivo, nada. De hecho, el disco se publicó sin promoción. En el año 89, Prince decide despedir a su mánager Steve Fargnoli. Éste, se muda a Londres, y ficha a Sinéad O'Connor. Para estrenarla, usa el secreto mejor guardado de Prince. Le roba la canción. La venganza por despedirlo recién comenzaba. 



Love Will Tear Us Apart

1980. Nadie sabía que iba a ser su primer single, su primer hit y su epitafio. La historia en modo corto, porque da para un hermoso y triste libro. De la banda, no de la canción. Ian Curtis, vocalista de Joy Division,  junto a sus tres compañeros —que lo reclutaron sin audición— grabaron su primer disco Unkwnon Pleasures y estaban dejando la escoba a nivel musical en Inglaterra. Cuna del Punk. Era un estilo único a la fecha. Se descubre inmediatamente su singularidad al darle play. El estilo luego fue denominado como post-punk. Y, hoy, sigue siendo una pieza clave en la línea del tiempo musical. Ian Curtis tenía un estilo extraño, misterioso y sorprendente de pararse en el escenario. Tan así, que antes de ser diagnosticado con epilepsia, sus compañeros pensaban que sus primeras convulsiones en el escenario eran parte de la performance. Ian se casó muy joven y apresuradamente con Deborah Woodruff. Sus emociones eran una marejada. Pero se guardaba todo. Lo traducía en sus letras y lo expurgaba, con sudor, en escena. La marejada lo llevó a enamorarse de Annik Honoré, mientras estaba casado. Algunos músicos enamorados son cosa seria. Su depresión eterna, más su epilepsia, más su aislamiento, más su traición amorosa, lo dejaron colgado en su casa mientras escuchaba Iggy Pop. Y nos dejó a nosotros con uno de los mejor discos de la vida. Siempre dijo que sus letras estaban sujetas a la interpretación de cada uno. Ésta es, claramente, la canción de amor más dolorida que hizo. ¿Para quién? Nunca lo sabremos. Un mes después de su suicidio lanzaron el video de esta canción. Deborah inscribió en su lápida: «Love Will Tear Us Apart».  

Smell Like Teen Spirit

1990. Ésta es cortita, pero divertida. Kurt era muy amigo de Kathleen Hanna, vocalista de Bikini Kill. Y se besaba con Tobi Vail, baterista de Bikini Kill, que usaba un desodorante muy popular en los 90s. Se llamaba Teen Spirit. Un día, entre copas, Kathleen, famosa por su hirviente feminismo, cruzó directo a la pared de un Centro de Embarazo Juvenil, que abogaba por la mantención de los fetos y dictaba que de lo contrario irías al infierno, y rayó «Fake Abortion Clinic, Everyone». Kurt, menos pragmático y más poético, rayó «God Is King». Después de llegar al motel donde Kurt se quedaba, ya pasados, éste se quedó dormido y su amiga, pragmática, trazó en la pared del motel «Kurt Smells Like Teen Spirit». Aludiendo a que, de tanto codease con su baterista, Tobi, andaba desprendiendo por todos lados el olor al juvenil desodorante. Algunos músicos enamorados son cosa seria. Kurt, más poético, agarró la frase y la transformó en una de las canciones más populares y más herméticas de la historia.

Angie

1990. Este rumor, y digo rumor porque no es una historia, lo propagó la propia Angela Bowie. Y es rumor porque uno de los involucrados lo niega hasta hoy. De vuelta a casa, entra a su dormitorio y estaba su marido, David, desnudo, en la cama. Pero no estaba solo. Lo acompañaba, también sin ropa, Mick Jagger. Angela, en distintas ocasiones y según su humor, a veces, da a entender que sí, y otras, dice que estaban sin ropa, pero que eso no implica nada. La verdad, da lo mismo eso. Lo anecdótico es que «Angie», diminutivo de Angela, da un giro vertiginoso al escucharla y conocer este dato. Deja de ser una canción de amor. Es rebuscado pensar en un alcance de nombres, pero al leer la letra de la canción, es bien rebuscado ver a esta Angela, como «Angie». Keith Richards cuenta que en la clínica, internado para desintoxicarse, simplemente agarró su guitarra y empezó “Angie, Angie…”. Su hija, que estaba precisamente naciendo en otra clínica, luego la llamaron Dandelion Angela. Mick se apoya en eso. Y en que Richards compuso la mayor parte de la canción y de la letra. También, que hablaría sobre abandonar y dejar de amar la heroína. Algunos músicos enamorados son cosa seria. Hasta leí por ahí que supuestamente Jagger cantaría “Andy” en algunas partes del cuerpo del tema. Pero no me da para escucharla y ponerle atención a eso. Me carga esa canción. Hasta la versión de La Ley es mejor. 

Every Breath You Take

1982. Sting se tuvo que escapar al Caribe. Ahí escribe esta canción. La prensa lo acosaba, el ojo público lo apuntaba. Había engañado a su mujer con la mejor amiga de ésta. Algunos músicos enamorados son cosa seria. Contrario a lo que muchos piensan, «Every Breath You Take» no es una canción de amor, sino que habla de un acosador. Obsesionado con una mujer. La letra es la voz de esta persona posesiva que dice: «Te estaré mirando». Sting se vio sorprendido cuando la BBC Radio 2 le preguntó por qué tenía ese rictus expresivo en el video clip. Dijo que era una canción muy siniestra y que abordaba aspectos feos de la vida. Una pareja se le acercó y le dijo que amaban esa canción, que la habían usado como tema central en su matrimonio. Él pensó: “Bueno, buena suerte”. 


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Zona tres datos: 

1.- En 1994 el magnetófono superpuso las pistas y la voz de Prince se perdió para siempre. La canción, prácticamente, ya no existe.

2.- Los Melvins rechazaron a Kurt cuando audicionó como bajista. Fanático y amigo de ellos, luego produjo sus discos. 

3.- Chelsea Hotel N° 2, gran tema de Leonand Cohen, fue inspirado en la relación que tuvo con Janis Joplin. Una vez lo relató a la prensa. Después se arrepintió y pidió disculpas. Debió haberlo dejado para él.