Logo Mega

Este aviso se cerrará en segundos

Friends. Lobos disfrazados de ovejas

  • Por Matías Andújar

Jennifer Aniston — Rachel Green
Courteney Cox — Monica Geller
Matthew Perry — Chandler Bing
Lisa Kudrow — Phoebe Buffay
Matt LeBlanc — Joey Tribbiani
David Schwimmer — Ross Geller

Parte I

Este año volví a ver Friends. El contexto es bastante simple. Al igual que la serie. En 1994 se estrenaba el primer episodio de la primera temporada de lo que iba ser esta aclamada y prolífica Sitcom gringa, que se extendió por 10 temporadas, lo que se tradujo en 10 años de Friends. Digo, «volví», porque ya había pasado por ahí cuando tenía unos 19 años, estaba en un año sabático forzado, y podía consumir Mekano o cualquier cosa que se me cruzara mientras estaba en el sofá de la casa de mis padres. La veía con gusto. Mekano también. Gracias a Netflix, y a más beber y menos comer, le di play. Después de un rato me comencé a inquietar.

Obviamente soy el mismo tipo desabrido, pero he visto y he vivido los cambios de esta bola de energía llamada Tierra.

Algo que siempre me molestó, pero ahora se enfatizó, fueron esas risas de cartón que te imponen, como si fuese una obligación reírte. Te someten. Lo encuentro violento. Es el mejor ejemplo que la serie no es atemporal, como muchos sugieren y creen —por algo la siguen pasando—. Es un recurso que usaba, uff, Benny Hill. No es atemporal, es absolutamente noventera y nada más. En algunos momentos la estaba viendo como si en verdad estuviese en Blanco & Negro. Lo juro.

Es tan falsa y alegre, sin ninguna relación con el exterior, ninguna mala noticia. Está configurada como pasó con el fútbol en Chile, para tenernos a todos clonazepanizados, un telón de fondo para aturdir a una sociedad completa. Tapando descaradamente el acontecer, la realidad y el Status Quo nacional.

Nos están vendiendo esta fantasía de amistad, de comedia, donde Juanita se casó, se divorció, que la otra le quitó el novio, que es una peuca, que este tipo está muy guapo, que esta otra está muy guapa, que está feo, que está fea. Nos hacen alimentar la visión del prototipo de “belleza” del novio/novia, que es una constante en las relaciones que se hilan en esta serie.

Siendo, Joey, el mejor ejemplo del machismo encarnado, siempre preocupado y haciendo alarde de su hombría, manteniendo relaciones indiferentes so pretexto de solo tener sexo y nada más, desechando rapidito, sin ninguna emoción o sentimiento. Anecdóticamente, a modo de ejemplo, llegando al punto de hacer casting para una nueva room mate —porque debe ser mujer—, y donde la más “linda” será la ganadora, a quien llegará a subirle la calefacción para que se aligere de ropa.

Rachel, en su trabajo, contrata un asistente y le dice a sus compañeras, que lo miraban con deseo y se cuchicheaban al verlo pasar, que éste es gay. Para alejarlas y poder competir sola en la carrera.
A Chandler en innumerables ocasiones lo joden por ser “medio gay” y, explícitamente, porque su padre se hizo transexual. La palabra gay en esta serie parece retumbar en cada esquina. Las bromas a Ross porque su mujer se da cuenta que es lesbiana y lo abandona son innumerables. El bullying a Mónica por haber sido gorda en su adolescencia. Señalándonos que ahora que está flaca es aceptable. Otro modelo, estereotipo pegado como papel en nuestra frente.

Ross no quiere que su hijo juegue con muñecas, porque llevaba una Barbie. Le quiere pasar un G.I. Joe. Ni que Rachel, después de ser madre de su segundo hijo (hija en este caso) tenga un niñero en vez de una niñera. Incluso pregunta si el niñero es gay. A Ross nunca le importó la carrera de Rachel. Siempre pensaba en él primero. A lo largo de toda la serie se le muestra como si ella le perteneciera. 

Estamos hablando de machismo, homofobia, racismo, transfobia. Es duro. Aquí hay algunos ejemplos, pero fueron diez años. 

Es una serie de gente blanca que se relaciona con gente blanca. No recuerdo haber visto un solo capítulo en que saliera un personaje no blanco. Y estamos en EE.UU. Y ojo que está situada en Nueva York. ¿No es acaso Nueva York “la capital de la diversidad”?

¿Podría alguien soportar a Chandler a su lado en la vida real? ¿Siempre burlándose de ti? Por otro lado, como actor, Mathew Perry, desde el primer al último capítulo estuvo en cada uno de ellos con el ceño fruncido. Una cosa es una muletilla. Otra es una maqueta. 

Rachel es la personificación de la mala crianza. De la niña mimada. Vivió siempre a costillas del dinero de sus padres, en toda la serie fue una mujer emocionalmente dependiente, y siempre se le mostró viviendo en el departamento de uno o de otro, pero nunca pagando arriendo. Bueno, aquí también, la temporalidad, la línea de coherencia interna, el mundo y las horas laborales, el dinero: son absolutamente gratuitos. Basta decir que el sillón del café está siempre desocupado para ellos. Y es el espacio en el que se basa la serie. ¿No hacen nada más? ¿Cómo pagan departamentos así en Nueva York? 

En realidad estos amigos no son tan amigos, se dicen cosas molestas cada vez que pueden y se llaman entre ellos “estúpidos” todo el tiempo. ¿Es amor-odio? Y se quejan, se quejan, se quejan. Se muestran como niños. ¿Es eso lo que nos enseñan? Porque la gente, los menores, se influencian, quieren ser como ellos, hacer sus bromas, seguramente vivir un mundo y tener un departamento como el de ellos. Oye, hay gente que se disfraza de personajes de Star Wars.

¿Es eso la Cultura Pop?
¿Así quieren educarnos? ¿Por 10 años?
Esto fue en los 90s. Después uno se pregunta, ¿por qué esas películas gringas tontas son tan tontas? Es la herencia. No solo de Friends. De una cultura. 

Parte II

La verdad es que Friends tiene cosas bien horribles y hay que decodificarlas para las nuevas generaciones.

Las bromas del gay y del gordo son crueles. Siempre lo han sido. Ya pasó su momento, su ¼ de hora, sus 1,6 millones de dólares por capítulo a sus actores. Ya no estamos para Friends. Ya no están los tiempos para Friends.

Los tiempos han cambiado mucho, como partimos diciendo. En los 70s, 80s no existían los psicólogos. Ir uno. Llevar a sus hijos. En los 90s este humor era aceptado. No hablemos de Porcel. Actualmente, ya sabemos, conocemos, los movimientos culturales y sociales que se han generado. Y ya no hay vuelta atrás. ¿Debe seguir en pantalla La Cuatro Dientes? ¿Las Gatitas de Porcel? ¿Una Sitcom como Friends porque fue un éxito? Es cuestión de tiempo. Netflix ya anunció que el 2020 la retirará de su catálogo.

Esto no pretende ser una denuncia. Pero vivir no es para estar durmiendo. Ya estamos en el 2019, ya las mujeres pueden votar, ya, hombres con hombres y mujeres con mujeres pueden caminar de la mano por la calle, ya, hace rato, existe la consciencia animal, ya no se pueden prender las chimeneas.

Me van a decir que qué pasa con «Grease» o «Pretty Woman». Bueno, hoy fue el turno de Friends. Y también el turno de reflexionar en torno al tema. Tener una mirada crítica con lo que se le presenta y usted consume. Es claro, obvio, podemos ver a Gwyneth Paltrow en sostenes en Iron Man, y un largo etcétera. Y la respuesta es muy simple. Estamos muy sexualizados desde el tiempo de las cavernas.

Yo no soy nadie para juzgar si esto o aquello empeora o mejora la sociedad. Quizás estamos involucionando. De hecho, eso sí creo. Que esta bola de energía llamada Tierra está destinada a explotar por nuestro propio uso y mal uso. Yo no me lavo las manos. Yo vivo según mi propia jaula que me he ido articulando.

No es que andemos todos leyendo a Nietzsche, pero que millones y millones de personas amen esta serie no significa que esté buena. Millones y millones de personas tienen herpes. ¿Hace eso a los herpes buenos?

Por suerte hay series como Mr. Robot o Shameless que están rompiendo estos estereotipos.

Qué la gente disfrute lo que quiera. Yo no odio Friends. Pero no estoy para las quejas banales de la gente blanca en los años 90s —y por diez años—, mientras existían los White Trash y Kurt se pegaba un tiro porque la realidad y la sociedad se lo estaban desayunando.

Quizás el único cuestionamiento válido sería, ¿si todo evoluciona, qué ha pasado con el Arte después de Duchamp?

******
Zona tres datos:

1.- Salieron unas figuritas de los personajes de Friends, que retratan momentos de la serie. Pero curiosamente no salió ninguno de Rachel. ¿Será que lo único que podían hacer era ponerle una minifalda? ¿O es tan fome el personaje?

2.- Más encima, acabo de ver que una compañera se va a lavar los dientes después de almuerzo y su pasta dice “Men”. ¿Desde cuándo *$#**%!* existen las pastas de dientes para hombres o mujeres?

3.- El botox de Courteney Cox ya se parece al cuadro del reloj de Dalí.