El verdadero amor de Quiroga

La historia de Villa Ruiseñor nos ha enseñado todo tipo de amores, algunos tan potentes como el de Mechita con Bárbara, otros prohibidos como el de María Elsa con Reynaldo, otros no correspondidos como el de Ingrid a Camilo. Pero si hay un amor que ha sido incondicional en el transcurso de Perdona Nuestros Pecados, ha sido el de Armando Quiroga... ¿pero con quién? Con sus inherentes Almacenes. 

Da lo mismo que se hayan cambiado de nombre, eso no es impedimento para que Armando Quiroga sienta un profundo sentimiento hacia su negocio, hacia lo que le da un poder tangible. Fíjense bien, aunque Estela le dejó más claro que el agua que ahora ella era la administradora de sus almacenes, Quiroga no ha desaparecido de ellos. Cuando el terremoto azotó a Villa Ruiseñor, Armando chocó a Augusta y sin dar muchos esfuerzos por ayudarla (ante la negativa de ella también), el marido de Estela fue directamente a los Almacenes. Directamente a salvar aquello que ama, aquello que lo ha salvado en vida. 

[¿QUÉ LE RESPONDERÁ MECHITA A SU PADRE?]

En el avance fuimos testigos de otro episodio en donde el villano de Villa Ruiseñor ve cómo intentan saquear sus almacenes. Pero Quiroga, pistola en mano, estoico, no da tregua a quien quiera violar a su querido almacén. Y apuntando a quien se atreva a transgredir su lugar, los echa como quién defiende a su amada de acosadores afilados, que ven el atractivo de inmediato. 

Así Armando Quiroga ha instaurado una relación digna de llamar amor. Amor por lo intangible, lo inalcanzable, el que devuelve el corazón y el que centra la razón.