Javiera está cada día más obsesionada con ser madre. Tanto así que en la noche, antes de cenar, Javiera le dio un regalo a su marido. ¿Qué había dentro de la caja? Dos zapatitos de guagua, de hombre y de mujer, para el futuro bebé que eventualmente tendrán.

Eso si todo sale bien, sin contar que Gonzalo ya tiene un problema que tuvo que poner encima de la mesa y que enfurreció a Javiera: el hombre no podrá acompañar a su esposa a entregar unas muestras porque se irá en un crucero con la gerencia del trabajo.