El humorista Pedro Ruminot es uno de los referentes de la comedia nacional y para llegar hasta ese lugar tuvo que pasar por un largo recorrido, que incluyó un devastador diagnóstico de cáncer.
El comediante estuvo en el pódcast de "Te lo cedo" de Rodrigo Sepúlveda, donde contó uno de los episodios más complejos de su vida tras ser diagnosticado con un agresivo cáncer por el cual, en un momento, le dieron solo 15 días de vida.
El fuerte testimonio de Pedro Ruminot sobre el cáncer que enfrentó
"Tienes cáncer y te quedan 15 días de vida", recordó Ruminot que le dijeron, y agregó: "'¿Y qué hago?', le dije yo.'Te vas a quedar acá internado. Vamos a hacerte varios exámenes y vamos a ver qué se puede hacer, pero la verdad no se ve por dónde'".
Bajo ese contexto, Ruminot explicó que "el día 14 me dijeron 'ándate a tu casa a morir, mejor, cabro... ¿Para qué te vas a morir acá?".
Fue en dicho instante donde agarró sus pertenencias y narró que caminó desde el Instituto Nacional del Tórax, en Providencia, hasta Avenida Vicuña Mackenna con Matta. "Si tu caminas un poquito más allá cerca del canal (Mega) hay una iglesia. Entré a una iglesia y me puse a rezar", expresó.
"Ahí me fui a la casa de mi mamá con mi abuela, y al otro día me llamó un primo que se consiguió un examen, o sea, la posibilidad de que evaluaran mi caso en el Instituto Nacional del Cáncer. Y fui para allá y me dijeron 'no, no, sí podemos hacer algo, pero tenemos que llenarte de quimio'", explicó Pedro.
En ese momento, Ruminot firmó todos los consentimientos posibles, ya que iban a probar en él otros métodos y, al ser joven, era un sujeto de pruebas perfecto.
"El día 15 fui al Incáncer. El día 16 ya estaba internado con la primera quimio. Después de 10 días dije 'bah, sigo?', y después de un tiempo ya me hicieron todas las quimios y me mandaron de vuelta al Instituto del Tórax, donde me habían dicho que me iba a morir, para que me operaran. Ahí me tenían que sacar el tumor", comentó.
El milagro de Pedro Ruminot
El tumor que tenían que extirpar era de 8 centímetros y se encontraba detrás del corazón, por lo que el equipo médico realizó la operación, pero al momento de cortar el esternón y mover el corazón, se dieron cuenta que el tumor no estaba.
Ante la pregunta de si consideraba que esto era un milagro, Ruminot expresó que tiempo después, en vacaciones, se encontró con un hombre que le dijo que era el anestesista de aquella operación y le confirmó que todo el equipo presente consideró aquello como un milagro, sin explicación lógica.
"Mira, todos los que estuvimos ahí tenemos la misma conclusión, eso fue un milagro, no hay otra opción", dijo el anestesista, según relató Ruminot.