¿Cuál es la enfermedad que tiene grave a extécnico campeón del mundo con Argentina?
Carlos Bilardo, técnico campeón del mundo en 1986 con la selección de Argentina, permanece internado en un recinto médico de Buenos Aires en un estado de gravedad.
La situación médica del exentrenador fue desencadenada por el síndrome de Hakim-Adams, una enfermedad que le fue diagnosticada hace algunos años y que paulatinamente fue empeorando su estado de salud.
Bilardo, de 81 años, está hospitalizado en el Instituto Argentino de Diagnóstico y Tratamiento (IADT), donde se le trata este padecimiento que también es conocido como hidrocefalia normotensiva, hidrocefalia de presión normal o hidrocefalia crónica del adulto.
¿En qué consiste la enfermedad?
Este es un síndrome neurológico que habitualmente lo sufren personas mayores de 50 años, que presenta síntomas similares a otros padecimientos que habitualmente hacen confundirla con otras enfermedades propias de la tercera edad, tales como Alzheimer y deterioro cognitivo, entre otras.
“El diagnóstico de hidrocefalia de presión normal es a menudo hecho tardíamente, dado que sus síntomas son similares a los de otros desórdenes. Esto hace que muchos pacientes no sean tratados de forma adecuada”, explica Anselmo Rodríguez, neurocirujano y profesor de neurocirugía de la Universidad de Buenos Aires, según consigna el portal trasandino Infobae.
¿Cuáles son sus síntomas?
Entre algunas de las características de esta enfermedad se encuentran las dificultades para caminar y debilidad en las piernas que provocan caídas en quienes la padecen. Además, con el avance del síndrome aparecen otros síntomas como demencia, cambios de humor, problemas de atención e incontinencia urinaria.
¿Cuál es su tratamiento?
Muchas veces la enfermedad no tiene una causa aparente, pero algunos médicos señalan que puede ser provocada por la meningitis, traumatismos, infecciones, hemorragias o cirugías.
El tratamiento, usualmente, implica la instalación de una válvula para transportar el líquido cefalorraquídeo desde el cerebro hasta el abdomen, donde es absorbido. Gracias a esto, el paciente puede llegar a retomar su vida de una manera relativamente normal.
