Trabajar como mesero en un restaurante puede ser una difícil misión en la nueva década. Las exigencias de los clientes pueden ser extremas y este mozo lo supo de primera fuente.

Un grupo de amigas llega para compartir comida y unos buenos tragos. La propina se perfila de lo mejor, pero de a poco el trabajador se dará cuenta que sus clientas tienen unas exigencias pero de aquellas.

Pronto empezará a sudar frío cuando le pidan una "Empanada de camarón-queso, sin camarón y sin queso". ¿Logrará soportar el exigente paladar de las chicas?