Ángela por fin comenzaba a retomar la calma en sus días y disfrutar de la tranquilidad de su hogar, cuando de pronto vio un automóvil que la alertó. En cuanto notó que se trataba del vehículo del comisario entró en pánico.

Sin dejar pasar ningún segundo, Ángela llamó a su sirvienta para que cerrara todas las puertas y se comunicó con Quiroga para confesarle que Fuenzalida está obsesionada con ella y que su gran miedo es que la mate.