María Luisa ya compró un pasaje para ir a ver a su hija Agustina, ir a ver el momento cuando ella se saque las vendas y todos puedan ver el mismo rostro que usaba antes de que decidiera hacerse una cirugía facial. 

Pero la socia de María Angélica sufre, los recuerdos se le vienen a la cabeza y reaparecen los fantasma de aquella época en donde Agustina la enfrentaba con toda su impronta. Ante este quiebre emocional llegó un hombre a rescatarla: ¡Francesco!