Las torturas han pasado a ser el gran método de venganza de Leonardo hacia sus víctimas. Por aquello han pasado personajes como Gabriela (Teresita Reyes), Ricardo (Julio Jung) y ahora último María Luisa (Viviana Rodríguez). Pero, ¿cómo logra Carlos Díaz grabar estas escenas con la alta carga dramática y emocional que implican?

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"Es fuerte, porque son compañeros tuyos, entonces hay que hacer un trabajo especial", cuenta el actor que cada día impacta al público como el gran villano de Verdades Ocultas, agregando que "si bien todo es mentira, hay una sensación de agobio y de ahogo".

En ese sentido, por estos días cuenta que "María Luisa está amarrada y la actriz también lo está a la hora de grabar, y aunque se desamarraba cuando parábamos, es mucho rato. O sea, pasamos siete u ocho horas amarrados. Y esos textos que uno le dice, claramente es Leonardo quien los dice, pero también es Carlos que está haciendo eso... y al ser gente que uno estima mucho, hay una parte de uno como actor en la que uno se agota".

Eso sí, Carlos, con 25 años de carrera como actor, destaca que "ya hay un entrenamiento, hay herramientas de uno como actor, porque está el actor, está la situación, está el que uno cree y crea la situación y está el compañero... y hay que entender todo eso como un todo, ya que sin el compañero las escenas no funcionan. O sea, sin Leonardo no podría estar María Luisa y sin María Luisa no podría estar Leonardo, y yo creo que eso potencia esa situación".

Entendiéndolo desde ahí, la figura de Verdades Ocultas manifiesta que "la importancia de una escena es el objetivo que tiene esa escena más allá de quién se luzca, no hay un sentido de quién la está llevando, sino qué es lo que esa escena quiere contar, y uno muchas veces como actor tiene que dejar que el compañero haga su trabajo tranquilamente y que ese personaje se luzca, porque en ese momento ese personaje es el protagonista. Y uno ahí está apoyando a ese protagonista".