Es una mujer de clase alta, fuerte y emocionalmente independiente. Poseedora de modales exquisitos y aguda inteligencia, no es posible confiar completamente en ella, pues no oculta ser una mujer calculadora que vela solo por su propio bienestar. Por lo mismo, María Luisa no dudó en comenzar una relación y luego comprometerse con Rodolfo Mackenna. Sin embargo, tras varios años de matrimonio, él le informó que había decidido adoptar una hija, cosa que produjo el desagrado profundo en la mujer. La llegada de la pequeña Rosa, a quien rebautizó como Agustina, solo acrecentó el malhumor de la mujer.