Agustín Llona es el estoico abuelo materno de Isabel, quien luego del abandono de su padre biológico, se convierte en la primera figura paterna de la niña. Este hombre de trabajo duro, tosco, y de pocas palabras, enseña a una pequeña Isabel el rigor del esfuerzo y la fortaleza de carácter.

Serán sus historias y su capacidad de narrar con exquisito detalle, lo que llamará a Isabel a escribir y que dará paso a que ella comience a construir su primera novela. De esta forma, su abuelo, su casa y su mundo, serán la puerta de entrada a aquella dimensión sobrenatural que terminará por lanzarla hacia la escritura.