Nacida en un caserío de la zona del barrio chino, en las afueras de Villa Ruiseñor, Silvia Corcuera es una de las mujeres más conocidas del pueblo. Enérgica, trabajadora, simpática y generosa, se ha dedicado a trabajar duramente para mantener a sus dos hijos y sacarlos adelante, una tarea que ya parece cumplida. 

Inteligente y caritativa, Silvia tiene un gran talento en la vida: sabe perfectamente cuando quedarse callada.
Se desempeña desde los 11 años como empleada doméstica de la casa Montero, de actual propiedad de Lamberto Montero. Lleva 30 años ahí trabajando y viviendo con la familia.