Los nuevos negocios de Kike Morandé: Tiene 3.700 gallinas ponedoras y una plantación de frambuesas
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La vida de Kike Morandé cambió luego de reducir significativamente su criadero de yeguas y crear un nuevo negocio agrícola. Con la mirada puesta en un emprendimiento más viable, se dedicó a la producción de huevos de gallinas.
Desde su fundo en Río Bueno, en la región de Los Lagos, diversificó sus ingresos no solo con gallinas, sino también con una plantación de frambuesas que dará su primera cosecha este verano. Su experiencia en el campo le permitió expandirse y buscar otras alternativas que se adapten a su realidad actual.
Kike Morandé habla de su nuevo negocio con gallinas ponedoras
“Es caro mantener un caballo. Hay que tener muy buenos reproductores, pero no me alcanza el bolsillo (...) Tenía que hacer algo para no entrar en la depresión con pocas actividades. Empecé a buscar información en Internet hasta que llegué a los huevos. No es fácil tampoco, pero se puede”, inició explicando el animador de televisión a Las Últimas Noticias (LUN).
El proyecto arrancó con 300 gallinas, un número que incrementó al poco tiempo hasta tener actualmente 3.700 aves y con la meta de llegar a 5.000. “El negocio del huevo es entretenido (...) Dependiendo del tamaño, me pueden pagar hasta alrededor de $200. No es una cifra muy grande. Tienes que juntar hartos para que sea rentable”, admitió.

A pesar del gran número de gallinas, Morandé explicó que “no tiene la capacidad suficiente” para vender huevos a supermercados grandes, por lo que se dedica a ofrecerlos solo a negocios locales de Río Bueno y alrededores. “Mis principales clientes son pastelerías y restaurantes. También tengo dos supermercados chiquititos”, cuenta.



El animador reveló que gracias al crecimiento del negocio ha tenido que contratar más gente cada vez. “Con las gallinas no hay sábados, domingos ni feriados. Busco pura gente de la zona que quiere trabajar (...) Hay muchas personas desempleadas. Han venido a ofrecerse hasta profesionales. Es una pena”, lamentó.
Se trata de un emprendimiento al que le ha tomado mucho cariño, al punto de referirse a las gallinas como “sus niñas” y dedicarles incluso especial atención. “Cada 300 ponedoras hay dos gallos. Eso es para que se entretengan un poco, que no sea puro trabajo. Hay que regalonearlas también”, bromea.
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