Claudio fue a visitar a Mateo para preguntarle si Víctor había tenido algo que ver con su accidente, pero para su sorpresa su hermano descartó sus sospechas, argumentando que todo había sido su culpa y que fue un castigo por todo el mal que había hecho y por alejarse del camino del señor. 

Amanda entró a la ex habitación de Mateo y comenzó a revisar sus cosas, hasta que encontró una pequeña caja con todas las joyas que el veterinario le había robado a sus víctimas, como pequeños trofeos de sus infámes actos.

El particular hallazgo que encontró en la pieza de Mateo enojó mucho a Amanda, por lo que decidió atormentarlo abriéndo las cortinas y mostrándole su propio reflejo en el espejo, generando la angustia y desesperación en el veterinario. 

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